"Si se ama a una flor de la que no existe más que un ejemplar entre millones de estrellas, es motivo suficiente para que al mirar las estrellas sea feliz. Se dice para sí: "Mi flor está allí, en alguna parte..."
"Lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua."
"Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin."
"El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe adónde va."
"Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor."
"SAINT EXUPERY"
"LA IRREVERENCIA DE VOLAR MAS
ALLA DE LOS SUEÑOS"
Todo comenzó con un dibujo; con varios, en realidad, porque Antoine de Saint Exupéry llevaba desde los años 30 garabateando cartas, apuntes y cualquier papel que caía en sus manos con la figura de un muchacho de cabello rubio y rizado. Pero culminó un verano, hace ahora 65 años, cuando una modesta editorial neoyor
quina, Raynal & Hitchcock, publicaba en ingl
és y en francés la primera edición de Le petit prince.
Apenas una semana estuvo el cuento en la lista de los libros más vendidos del New York Times, algo insólito para un escritor de éxito como
era entonces Saint Exupéry. Los editores le habían impreso un ejemplar de urgencia en marzo de 1943, para que pudiera llevarlo consigo a Argelia, donde se reincorpor
aba a su escuadrilla aérea.
Fue la única edición en vida del autor: el 31 de julio de 1944 desaparecía en una misión de reconocimiento aéreo. Probablemen
te, nunca imaginó que aquellas acuarelas, aquella fábula, iban a convertirse en un mito de la literatura francesa y universal, y su personaje en uno de los iconos más conocidos del mundo.
Melancolía
"Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía."
El Principito nace de la melancolía. A med
iados de 1942, Saint Exupéry acumulaba ya ca
si dos años de exilio forzado en Estados Unidos, ansioso por regresar a Europa y combatir junto a los aliados. Odiaba la guerra, pero le remordía estar en Nueva York, a salvo, mientras los franceses soportaban la ocupación alemana y las privaciones que causaba la Segunda Guerra Mundial.
Su estado de salud, bastante deteriorado tras varios accidentes aéreos, y el asfixiante calor neoyorquino le hacían aún m
ás incómodo el exilio. Se sentía lejos de su madr
e y de su patria, hastiado de las disputas políticas entre los numerosos refugiados franceses. Pero, sobre todo, le desgastaba su esposa, Consuelo Suncín, llegada unos meses antes desde la Costa Azul; la pareja había estado separada de hecho y la reunión en Nueva York revivió sus viejas disputas.
En ese desasosiego, escribir y dibujar -dibujaba a todas horas- eran de las pocas cosas que contribuían a calmar su ánimo y c
oncentrarse. Primero en Manhattan y después en Newporth, en un caserón colonial de Long Island, Saint Ex volcó aquella melancolía en
un libro que solo en apariencia es un cuento para niños.
Poesía y acuarelas
Porque, a pesar de que a muchos lectores les costó encontrar en aquella historia al heroico piloto de sus anteriores libros, El principito tiene muchos rastros de la vida de Saint Exupéry. Desde los volcanes, que conocía de sus viajes en Sudamérica, a los baobabs, que vio en África, pasando por el zorro, similar a uno que domesticó en Cabo Juby.
Y la rosa, esa orgullosa flor que hace sufrir al pequeño príncipe del mismo modo que Consuelo desconcertaba a Saint Exupéry -"¡L
as flores son tan contradictorias!", le dice el principito al aviador-. Por encima de to
do, el libro es un lamento por su matrimonio fracasado, una carta de amor para una relación que él sabe terminada. Pocas dudas hay de que lo escribió para su esposa: "Ya sabes... mi flor... ¡soy responsable de ella! ¡Y es tan débil! ¡Es tan ingenua! ¡Sólo tiene cuatro espinas de nada para protegerse del mundo!".
"El amor es lo único que crece cuando se reparte."
Muchos otros asuntos se entrecruzan en el viaje del pequeño príncipe: la soledad, la nostalgia de la infancia, la belleza. En última instancia, como siempre en Sanit Exupéry, el hombre. "Solo se ve bien con el corazón", afirma el zorro, "lo esencial es invisible a la vista". Por lo tanto, hay que aprender a mirar. El libro es también único por las acuarelas, esenciales para la comp
rensión de la historia. De hecho, aunque lo escribió en unos meses, las acuarelas le llevaron más de un año; Saint Exupéry creía que no sabía dibujar, pese a qu
e lo había practicado toda la vida, y realizó numerosas pruebas hasta quedar medianamente satisfecho.
El Principito no fue publicado en Francia hasta 1946, una vez acabada la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, se han vendido más de 80 millones de ejemplares, siendo el libro frances más leído de la historia, con más de 400 ediciones, y el mas traducido, hasta 160 versiones en otras lenguas.
Más importante aún que las cifras, sin embargo, es que su poesía ha atrapado a millones de personas, niños y adultos, que distinguen sin dudarlo una boa cerrada de un sombrero, que se emocionan cuando ven 44 puestas de sol y que encuentran en esas páginas "el más bello y más triste paisaje
del mundo"
"Conoces lo que tu vocación pesa en ti. Y
si la traicionas, es a ti a quien desfiguras; pero sabes que tu verdad se hará lentamente, porque es nacimiento de árbol y no hallazgo de una fórmula."
"Saint-Exupery fue derribado por un piloto alemán"
Roberto Palmitesta D.
Sábado, 5 de abril de 2008
Finalmente, a 64 años de la misteriosa desaparición de Saint-E
xupéry, autor de “El Principito”, un piloto de la Lutwaffe reveló haber abatido su avión en el mar.
Un ex piloto de la fuerza aérea alemana, Horst Rippert, reveló por fin que fue él quien derribó con su caza el avión que pilotaba Antoine de Saint-Exupéry , cuando éste realizaba en plena guerra mundial un vuelo de reconocimiento en el Mediterráneo. La misión del escritor-piloto era para buscar un segundo sitio de desembarco aliado en julio de 1944, a casi dos meses del desembarco en Normandia. El autor del popular cuento infantil, “El principito” estaba cooperando con la lucha contra la Alemania nazi aportando una profesión que conocía a fondo y sobre
la cual había escrito media docena de novelas, notablemente el recordado “Vuelo nocturno”.
Saint-Exupéry salió de un aeropuerto aliado en el norte de Córcega en la madrugada y no se supo más de él, hasta que en 2003 se encontraron los restos de su avión en el fondo del mar, al sur de Marsella, con un brazalete que decía “Saint-Ex”, como lo llamaban sus amigos. Uno de los buceadores, el alemán Lino Von Gartzen, se comunicó con Rippert hace poco, en medio de su pesquisa para aclarar el
misterio y éste le aseguró que era el piloto de la Lutwaffe que lo derribó esa fatídica noche, sin saber quien lo comandaba. Emocionado al darse cuenta de quien fue su enemigo ese día, Rippert confesó: “Si hubiera sabido que era él, no lo habría hecho…en nuestra juventud todos lo leíamos y adorábamos sus libros". Luego explicó detalles que le dan credibilidad a su versión, aunque no han faltado especulaciones de que se trata de una fabricación tardía con fines mercantilistas.
"Todo ocurrió en Toulon", reveló Rippert, un piloto excepcional de la Luftwaffe durante la guerra, quien ha derribado otros 27 aviones en ese conflicto. "Volaba por debajo de mí, mientras efectuaba yo una misión de reconoc
imiento en el mar con mi Messershmitt. Vi una silueta, viré hacia un lado para colocarme detrás de él y lo derribé con mi ametralladora…el avión bimotor cayó al agua..al piloto nunca le vi la cara", dijo Rippert, quien se dio cuenta que podía ser el famoso escritor al leer el libro “Saint-Exupery, el último secreto”, publicado hace poco por dos periodistas franceses, uno de los cuales ayudó a rescatar el aparato sumergido, cuyos restos reposan ahora en el museo de la aviación de Le Bourget, cerca de París.
Recordando vívidamente los detalles de su misión, Rippert –ahora con 88 años-- decidió escribir un libro por su cuenta, que acaba de publicarse en Europa y que pronto de convertirá en una película para la televisión. Hace 12 años, se realizó un film en Inglaterra, “Saint-Ex”, con Bruno Ganz en el papel del escritor, pero la cinta termina justo cuando él sale para su misión desde Córcega y vuela sobre el mar, ya que hasta ahora se desconocía lo sucedido y siempre se ha sospechado un accidente. Finalmente se develó el misterio de s u desaparición pero ahora la admiración hacia Saint-Exupery es mayor, al conocerse que murió valientemente en un combate aéreo, tratando de esquivar un avión enemigo, quizás como a él mismo le hubiera gustado terminar su vida."El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo."
EL PRINCIPITO, ENCUENTRALO AQUI:
http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/LiteraturaFrancesa/saint-exupery/ElPrincipito/
"Para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada."
Antoine de Saint Exupery
1900-1944. Escritor francés.
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